Paso a menudo en el autobús 10 o 14 frente al museo del Prado en dirección a Cibeles alrededor de las siete de la tarde. Al llegar a la altura del museo del Prado miro la cola que desde el jardín botánico hasta la entrada que da al Hotel Ritz forman las personas para poder acceder cincuenta minutos antes de su cierre de forma gratuita al museo. Da igual si llueve nieva o hace calor. Allí están. Y yo cada vez que paso y los veo tengo que reprimir el impulso de bajarme del autobús y liarme a besos con todos ellos. Soy pintor.
Algo emocionante
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